Siempre que escuchas alguna palabra de una conversación ajena te viene a la cabeza como un sutil zumbido la asociación directa, la equivalencia a dicha palabra en tu vida, tu significado, tus vivencias. El martes pasado, después de un día bastante rutinario (párpados abiertos, gotas despertándome, tostadas pasadas, fiche señor Gutierrez, café expresso, tabaco, masturbación en los lavabos y bostezo general) me decidí a tomar el primer autobús que pasaba, no era un hecho extraño en mí, pues durante mi estancia en los
United States of America disfruté mucho jugando a perderme por esas largas calles (allí las llaman
streets)
llenas de vanalidad y de actos inmorales. El 2FA fue el escogido, cuiroso nombre para un transporte público pensé...Chu Ef Ei...curioso, muy curioso.
Pero vayamos al asunto principal queridos lectores, el tema es que una vez dentro del autobús, el de aquí, no el de allí, comencé a agudizar mi delicado oído
(listening) y a transportar aquella conversación a la nebulosa mental que andaba aburrida para variar.
- Lo dice el libro Sara, lo dice el libro.
Aquella mujer parecía dispuesta a corroborar dicha información de cualquier manera, y si para ello tenía que utilizar aquella barra de pan que sobresalía de su bolsa de plástico lo haría.
- Pero querida
(darling), ¿no crees que es algo realmente absurdo?
Noté miedo en sus ojos.
- No, Sara, si lo dice el libro va a misa...¡A misaaaaaaaaa!
No pude evitarlo, una sonrisa se esbozó involuntariamente en mi cara, aquel baile de palabras me resultaba familiar y es que la cultura americana
(american way of life le llaman
) tiene su encanto, el mismo encanto que el vuelo de dos palomas y su posterior reposo...El mismo encanto que los tres mensajes que dejé en su contestador antes de asestarle la última puñalada...El mismo encanto que puede tener el guardar cada lágrima en un botecito de cristal mientras cuatro osos me sodomizan...El mismo encanto que puede tener el terminar cocinando teniendo un doctorado ni más ni menos que en Harvard.
Disculpen si les ha molestado el que este texto no tenga sentido alguno, de vez en cuando hay que hacer esfuerzos para recuperar los hábitos de escritura, amén de los de lectura. Sean felices, no hay otra vida, limpien sus ojos, lobotomicen su cerebro y beban Coca-cola de la que anuncian en la tele. Hagan de su vida un vertedero, deseen la de los demás, nunca cambien de postura a la hora de fornicar, paguen sus multas, reciclen y por supuesto critiquenme, pero haganlo todo con cariño que un servidor está sensible y no aguanta muy bien el dolor.