- Debería decir “encantado de conocerte”…pero…lo siento, la sorpresa ha acabado con mi educación y mi sentido del humor. ¿Cuándo será?
- Mañana es un buen día, pero deberás elegir la hora.
A pesar de cualquier tópico presentado, tenía una cara angelical: dulce sonrisa, pómulos rosados, carnosos labios…si no hubiese sido por lo que escondía su mirada…creo que hasta le hubiese tirado los tejos…
Detrás de sus verdes ojos encontré lo que había venido a llevarse, a penas hicieron falta dos frases para que lo entendiese todo, sin presentaciones, se explicaba muy bien…bueno, en realidad, sus ojos se expresaron claramente…

- Me apetece que sea por la noche…no sé…supongo que no quiero que nadie lo vea…la verdad es que nunca había pensado a qué hora me gustaría morir…
Un halo de tranquilidad recorrió mi espina dorsal mientras se erizaba hasta el último de mis vellos…estaba frente a la mismísima Muerte y sólo podía pensar en su increíble belleza…una belleza etérea…que quizás yo mismo había colocado ahí, pero que no podía ocultar esa expresión en sus ojos, mi reflejo en sus dilatadas pupilas. Era a mi a quien había venido a buscar…y de mi dependía únicamente el instante en el que por fin abandonase su punto de mira…para marcarse un nuevo objetivo.